Una escapada perfecta con un poquito de todo.
Visitamos las Bodegas Francisco Gómez en Villena por un regalo practico que nos hicieron a la @nenakiss y a un servidor.
En el trayecto desde Alicante pasamos por la Colonia Santa Eulalia, una originalidad urbanística y social antigua, perteneciente a los términos municipales de Sax y Villena. Como sabéis en Alifornia nos gustan las curiosidades.
Al llegar nos sorprendió la magnitud de sus bonitos y cuidados viñedos ya vendimiados. También la majestuosa fachada de entrada a las bodegas, desmontada, transportada y montada piedra a piedra de otra bodega andaluza.
Estuvimos curioseando por los alrededores hasta que llego el momento de nuestra exclusiva visita guiada por Lola Sanchis (Enoturismo).
Lola empezó por la Capilla, destacando su artesana y peculiar puerta con mensajes jeroglíficos repujados en relieve.
La Capilla una obra arquitectónica de gran dificultad técnica porque se empezó por el techo, compuesto de inmensos pedruscos sujetados con argamasa impidiendo que caigan al suelo. Allí se celebran bodas y algún evento de nivel.
Seguimos la visita por los viñedos, nos comentó que todas sus producciones son ecológicas. Entramos por las diferentes bodegas y la guía explicaba los complejos procesos por los que debe pasar la uva o dicho de otra manera la «vida y milagros» de las uvas hasta convertirse en las distintas variedades de vino, y sus diferencias.
Hicimos un recorrido de +- una hora y media, gran parte por el subsuelo de las bodegas. Allí la tenue luz, el silencio, el olor a fermentación y el micro clima te envuelven en un estado que no se puede describir para una persona no experta en este artesanal trabajo.
Nos enseño su producto estrella: el vino de Fondillón (la denominación dice que tiene que tener una solera mínima de diez años), aunque el suyo tiene 30. Cada botella cuesta unos 300 €. Siendo sus clientes principalmente rusos, chinos, norte americanos todos ellos de gran poder adquisitivo.
Terminando la visita subimos al mirador, donde se puede apreciar con otra perspectiva los amplios, cuidados y maravillosos campos de viñedos.
Terminamos sorprendidos del laborioso y complicado trabajo que tiene el oficio de vinicultor.
Del recorrido, escuchar atentamente intentando retener tantos datos aportados por la estupenda Lola, terminamos hambrientos y sedientos. Ella conocedora de la situación nos preparo una picaeta villenera de productos propios (jamón, chorizo y salchichón), acompañado se su aceite virgen extra, todo regado con tres tipos de vino (blanco, rosado y tinto).
Para terminar comentaros que nosotros siempre hacemos compras locales directas porque es de las pocas cosas que todavía puedes hacer con confianza, seguridad, precio y paladar .
Bueno me despido cordialmente con honestidad. Nos gustan las cañas de cerveza bien tirada; aunque no somos grandes conocedores de vinos y su parafernalia nos gusta mucho, y vamos aprendiendo poco a poco… ¿serán cosas de la edad? 🍷😇
Siempre vuestro
Lucho
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