Donde Vasco Nuñez de Balboa ascendiendo a la cumbre del Volcán Barú descubrió el Océano Pacifico, anteriormente conocido Mar del Sur.
La ciudad de Boquete, en la región de Chiriquí (Oeste de Panamá), es famosa por albergar el Parque Nacional Volcán Barú, llamado así por el volcán del mismo nombre el cual además representa el punto más alto de todo Panamá con sus 3.475 metros sobre el nivel del mar y su ascenso bien merece la pena, ya que desde su cima se contempla el Océano Pacífico por un lado y el Mar Caribe por otro, un tesoro para la vista.
Además del Volcán Barú y su precioso ascenso, la Región de Chiriquí es famosa por sus climas suaves, siendo un destino turístico muy popular para locales, ya que muchos panameños vienen a Boquete para huir unos días del sofocante y húmedo calor del resto del país.
En Boquete las temperaturas oscilan entre los 25 grados por la mañana y los 17 por la noche, siendo imprescindible una chaqueta ligera, sudadera o corta vientos por la tarde y noche.
Pero además del ascenso al Volcán Barú, la Región de Chiriquí cuenta con numerosos recursos naturales donde se puede llevar a cabo multitud de actividades, como por ejemplo la enorme extensión de sus bosques nubosos o las plantaciones de café son algunos otros motivos por los cuales acuden muchos viajeros y turistas a visitarlos.
Estas “selvas” de bosques húmedos son de gran valor ecológico a la par que frágiles y son atravesados por el famoso Sendero de los Quetzales, la belleza de su flora y fauna es única y es un lugar ideal para disfrutar de actividades al aire libre senderismo atravesando cascadas, Mountain bike, escalada o rafting.
Desde el principio, visitar Boquete estuvo en nuestro itinerario ya que buscábamos una de las mayores aventuras imprescindibles del viaje a Panamá, la ascensión a la cima del imponente Volcán Baru, y punto más alto de todo Panamá.
Pero es que además del volcán y como ya hemos comentado en la introducción, la zona estaba repleta de bosques húmedos tropicales donde habitan muchos animales como el perezoso, el pájaro quetzal, serpientes, jaguares, pumas, mariposas y el bonito coatí de cola anillada.
Existe la posibilidad de recorrer senderos por tu cuenta o contratar guías privados y con más o menos suerte verás muchos de estos animales en su estado salvaje.
También es la zona cafetera de Panamá por excelencia, pudiendo visitar plantaciones de café, algo que no hicimos y que todo el mundo nos recomendó. Ahora bien obligatorio comprar café cuando se visita Boquete.
Existen cientos de rutas e itinerarios para explorar estos bosques húmedos, algunas muy populares y transitadas, nosotros y tras el consejo del el propietario del alojamiento, optamos por una ruta menos conocida llamada la ruta trail de las «Lost Waterfalls» o «Cascadas Perdidas”.
La ruta de las Cascadas Perdidas o Lost Waterfalls es un sendero que te lleva a diferentes cascadas en distintos puntos de la ruta, con la posibilidad de bañaros en sus aguas cristalinas, sacar unas fotos preciosas y relajaros en medio de la naturaleza.
La entrada al parque cuesta 7$, un precio “simbólico” para mantener el bosque.
Recordad llevar calzados adecuados (hay víboras chocolate y verdes por la zona), ropa seca extra, toallas, agua y anti-mosquitos.
De vuelta, nos hicimos una comida muy rica y a dormir que había que estar descansados para subir el Volcán Barú.
Ascenso al Volcán Barú 3.474m
Tener en cuenta que la cima del Volcán Barú se encuentra a 3.474m por lo que las temperaturas pueden llegar a bajar hasta 6 grados, además de la lluvia viento o tormentas que pueden aparecer de repente.
Por ello es muy importante para disfrutar la experiencia y evitar sustos, llevar un polar en la mochila, un chubasquero, gorro, guantes, bufandas, chaqueta corta vientos, fruta, barritas de avena y 2 L de agua por persona.
A las 00.00 h estaba el 4×4 esperando con las luces encendidas, y dentro estaba nuestro guía Azul. Azul era local de la zona y esta era ya la 3 vez de la semana que ascendía a la cima del volcán de noche, un auténtico puma.
De camino nos estuvo explicando unos pocos consejos básicos para disfrutar de la ruta y un poco lo que podíamos encontrar, jaguares incluidos, y cómo proceder en caso de darse una situación de semejante naturaleza.
El coche nos deja a exactamente unos 2.000 m de la cima, y la distancia hasta la cima son 11 km en total 22 km, ida y vuelta, lo normal es tardar entre 8 y 11 horas dependiendo de la condición física, nosotros registramos una marca de 05:41:13 sin contar las dos horas y media que tuvimos que esperar en un refugio a 20 minutos de la cima.
La subida es exigente, nuestra clave fue pensar en la recompensa qué nos esperaba. Había estado lloviendo fuerte el tiempo que estábamos durmiendo en el hotel y al comenzar la ascensión los cielos estaban bastante despejados, quien sabe lo mismo íbamos a tener suerte en la cima.
Por lo general llevábamos un muy buen ritmo, no estábamos en una competición pero íbamos despacio pero sin pausa, un paso detrás de otro y sin darnos cuenta llegamos a las 03.00 h al refugio que indica que la cima esta a tan sólo 20 min más, por lo que habíamos llegado al menos dos horas de antelación.
Así que nos toco meternos en un refugio semi techado a más de 3.000 m de altura y como había estado lloviendo las horas antes, el frio y la humedad eran muy fuertes, de ahí la importancia de llevar ropa de abrigo y seca en la mochila, hicimos la cucharita y a dormir dos horitas.
En serio lo de llevar ropa de abrigo es muy importante, subiendo podéis ir en manga corta, pero una vez os detengáis si no lleváis ropa para calentaros os tocará dar la vuelta para evitar una hipotermia.
A las 05.00 h nos volvimos a poner en marcha para recorrer el último tramo hasta la cima, al llegar todavía era de noche, una noche pálida, muriendo ante la inminente llegada del amanecer.
Así que el guía preparó chocolate y café caliente ¡que bien entraba eso a esas horas sólo faltaba la biblia ja,ja, ja! La euforia era máxima, no sólo por llegar a la cima, todo indicaba que el amanecer iba a ser «limpio» sin nubes que obstaculicen las vistas a ambos océanos.
Y así fue como por arte de magia, una ligera línea de fuego en el horizonte comenzó a regular luz al cielo para seguirle un cielo totalmente rosado, después ámbar y otra vez amarillo fuego.El súmmum llega cuando los cielos comienzan a reflejarse en ambos océanos separados por enormes montañas cubiertas de selva virgen mientras sus picos peinan las nubes.
Después de pasar en la cima unas horas, el guía nos hizo un pequeño desayuno a base de un sandwich de queso, un plátano y más café. Creedme que nos supo a gloria.
Al comenzar la ascensión de noche, no fuimos muy conscientes del enorme bosque virgen que compone el Parque Nacional del Volcán Barú, por lo que el descenso fue otra experiencia muy buena contemplando los paisajes, los árboles, las plantas, todos tan diferentes y bonitos.
El ascenso a la cumbre del Volcán Barú es TODA UNA EXPERIENCIA que vale mucho la pena todo el tiempo y esfuerzo para llegar allí y disfrutar de la recompensa.
Esperando que os guste y sirva me despido con un cordial saludo. 🙂
Lucho
Agradecido a IATI seguros por su servicio y precio.
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*Donde Vasco Núñez de Balboa ascendiendo a la cumbre del Volcán Barú descubrió el Océano Pacifico, anteriormente conocido Mar del Sur.*
Estimado amigo, no tengo idea de quién o de dónde salió tan disparatada idea de que Balboa estuvo en el volcán Barú.
Vasco Núñez de Balboa diviso las aguas del océano Pacifico, al que llamó Mar del Sur, desde una cumbre montañosa, en lo que es actualmente la provincia del Darién, el 25 de septiembre de 1513 y arribo a las aguas del mismo el 29 de dicho mes.
Si te fijas en un mapa de Panamá podrás ver que Darién está cerca de la frontera con Colombia y Chiriquí, donde está el Barú, en la parte opuesta. Frontera con Costa Rica. Por lo tanto, Balboa jamás estuvo ni siquiera cerca de la tierra chiricana.
Te agradezco tus conceptos positivos sobre nuestra provincia, Chiriquí, y te invito a visitarla de nuevo cuando lo tengas a bien. Serás recibido como un amigo fraterno.
Igual te agradecería que corrigieras ese garrafal error en el título de tu artículo.
Gracias.
Manuel Montilla
David, Chiriquí, Panamá
fmontillah@hotmail.com