Hotel Rural, El Castellot

Desconexión en Alpatró

Hace unos años comenzó el fenómeno del turismo de interior o rural, por el cual se ponía en valor destinos diferentes al conocido “sol y playa”. Aparecieron nuevas oportunidades para empresas y emprendedores ayudando a diversificar y desestacionalizar el sector turístico, que empezaba a estancarse.

Este fenómeno de turismo de interior respondía a las nuevas necesidades en concordancia con nuestros gustos cambiantes; unos gustos, llamémosles más “auténticos” o más “sensibles” con lo natural y lo tradicional.

Básicamente se pusieron en valor los encantos y beneficios de los entornos rurales y para ello se empezó a crear una fuerte industria de turismo rural. Una nueva forma de hotel llamada casa rural u hotel con encanto entró a formar parte del panorama vacacional.

En la mayoría de los casos se elegía una casa o finca antiguas situada en algún pueblecito del interior de las ciudades y se reformaba respetando las construcciones tradicionales y el entorno.

Fruto de esa tendencia creciente de casas rurales con encanto,  Sílvia y Joanjo se embarcaron en la aventura  de crear su propio alojamiento rural.

Se hicieron con una vieja casa de pueblo y pusieron en marcha una gran reforma, no solo una reforma de la vivienda, sino una reforma del concepto de turismo rural o de interior.

Debido a que la práctica más habitual por aquel entonces era la del grupo de amigos o familiares que reservaban por un tiempo determinado la casa rural. El único contacto con los propietarios era el primer y último día, cuando se recogían y entregaban de vuelta las llaves de la casa.

Esta reforma o cambio a nivel de concepto de casa rural, consistió en tener un hogar con funcionamiento de hotel y con atención personalizada. Dicho de otro modo, tener el servicio de un hotel más el calor de un hogar.

Y así nació el hotel rural El Castellot en AlPatró, uno de los  8 pueblecitos con más encanto que he conocido en la siempre bella y sorprende zona de La Vall de Gallinera.

Desde entonces, El Castellot no ha dejado de ser un perfecto ejemplo de una casa rural con encanto, empezando por su construcción,  donde en todo momento se han utilizado materiales en concordancia con el entorno y siguiendo los modelos tradicionales que forman ya parte, de nuestro Patrimonio cultural e histórico.

Los materiales  están destinados  a mejorar el estado de ánimo y la salud del huésped, pues es bien sabido que la piedra y la caña transmiten una gran sensación de paz y sosiego.  Toda la casa rural  ha sido construida por el propio Joanjo y decorada por Sílvia con motivos tradicionales del lugar (rastrillos, yugos, herrería antigua, cerámicas, baldosas, etc.)

Al mismo tiempo el Castellot, como buena casa rural con encanto que se precie, respeta los valores locales haciendo uso de las últimas tecnologías y las pone a disposición de sus huéspedes,  wifi gratis,  blog, Facebook, canal YouTube. Todo un acierto, sobretodo cuando gracias a las redes sociales, las interacciones entre Sílvia y Joanjo con sus invitados se mantienen en el tiempo, convirtiéndose todos ellos en amigos.

Pero quizás su mayor baza, sea la extraordinaria interacción llamémosle “1.0” (la de toda la vida) que Sílvia y Joanjo mantienen con sus invitados.

Y es que en el Castellot resultan muy comunes, prácticas como irse de ruta todos juntos a explorar el precioso entorno (naturaleza, pinturas rupestres, elementos históricos), recoger cerezas, visitar el huerto, enseñar a preparar y degustar recetas locales, o tirarse alrededor del fuego contando cuentos y historias de la zona hasta altas horas de la madrugada bajo un lecho de estrellas… ¡¡¡Un auténtico lujazo¡¡¡

Se suma otro de los atractivos más importantes del hotel rural el Castellot: el silencio; un silencio compuesto o «roto» por los cantos de las aves, el murmullo de los árboles y los silbidos del viento. Un silencio reconfortante y revitalizador. 

El resultado de lo anteriormente citado, una enorme conexión entre Sílvia y Joanjo y todos sus huéspedes; muchos de ellos se fidelizan y vuelven a repetir su estancia en la casa rural el Castellot o recomiendan el hotel rural a sus círculos. Una buena prueba de ello es echarle un vistazo al libro de visitas y maravillarse con los comentarios y testimonios de los que han pasado por el Castellot.

Particularmente, me llamo mucho la atención el hecho de que, quizás más del 80% de los comentarios registrados en el libro de visitas terminan con la palabra “volveremos”.

Además, colaboran con otras empresas del lugar para complementar otros servicios como alquiler de bicicletas, guías por otras zonas o actividades de aventura. hostelería, hornos y comercios tradicionales, etc.

Por ello, para todos aquell@s que regentan o planean tener una casa rural con encanto, tener en cuenta la importancia como ventaja competitiva, el hecho de vivir en el alojamiento junto a vuestros inquilinos, pues de no ser así, muy probablemente la experiencia no sea tan satisfactoria al no producirse esa conexión huéspedes-regentes.

¡Chapeau! a la casa rural el Castellot, cuya gestión y buenas prácticas por parte de Sílvia y Joanjo, son un perfecto ejemplo de “dar en el clavo” y una dosis de inspiración para el sector del turismo de interior o rural.

Un  abrazo

Lucho

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